Carta a Octavio

En frente de la tumba del amigo,
vi llorar a un ser humano.
Acercose al sepulcro sin sentido,
y corrida la loza,
un latido despertó.
En las fosas comunes de nuestra historia,
entre los escombros de la vida,
tu sincero llanto,
convirtióse en canto,
que trae la aurora
y aleja el espanto.
Una mísera camilla
cargaba una herida viva.
Anónimos años,
amenzan la ternura.
Tu, hombre del puebo,
pronuncias vida
que aviva las fuerzas
de aquel cuerpo cansado.
Y frente a la moribunda vida,
en nuestras camillas de iximulew,
Todos Santos y Pestel,
Guajitos, Soyapango y León,
pronunciaste alivio y esperanza.
!Y conseguiste el milagro!
!La lluvia en la sequía!
!Salud entre la enfermedad!
!La perenne sonrisa en el laberinto cotidiano!
Lograste que muchos cansados pies,
retomaran el camino.
Y al andar con humildad y justicia,
superaron sus múltiples muertes.
Hiciste opción por la vida,
la cuidaste, cargaste y cobijaste,
entre tus brazos de menor.
Hoy, ese misterio
te carga y te cobija entre los suyos;
la madre tierra,
llora en sus piedras y montes sagrados.
Sangra recuerdos,
agua y tu sabia natural.
Llora al son de la marimba,
celebra la música y el silencio,
tu ausencia y presencia.
El Corazón del Cielo,
llora tu surco vacío.
Mientras la llovizna cae
sobre tu tumba,
el maíz está en flor.
El Blanco viento del Norte
acoge tu vida como ofrenda.
Nuestro ancestral barrilete surca el aire,
en un tiempo inesperado,
querieno palpar tu morena voz.
Tu semblante de caminante y peregrino,
acompaña nuestra vida.
El eco de tu voz,
enraizado en el evangelio,
quiere ser brújula en nuestras opciones.
Afirma el amor y la entrega
a los pobres y las víctimas,
que son los preferidos de Dios.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta a una madre

LA MISMA CONSIGNA

Soneto a los mártires de la UCA