Carta a Octavio
En frente de la tumba del amigo, vi llorar a un ser humano. Acercose al sepulcro sin sentido, y corrida la loza, un latido despertó. En las fosas comunes de nuestra historia, entre los escombros de la vida, tu sincero llanto, convirtióse en canto, que trae la aurora y aleja el espanto. Una mísera camilla cargaba una herida viva. Anónimos años, amenzan la ternura. Tu, hombre del puebo, pronuncias vida que aviva las fuerzas de aquel cuerpo cansado. Y frente a la moribunda vida, en nuestras camillas de iximulew, Todos Santos y Pestel, Guajitos, Soyapango y León, pronunciaste alivio y esperanza. !Y conseguiste el milagro! !La lluvia en la sequía! !Salud entre la enfermedad! !La perenne sonrisa en el laberinto cotidiano! Lograste que muchos cansados pies, retomaran el camino. Y al andar con humildad y justicia, superaron sus múltiples muertes. Hiciste opción por la vida, la cuidaste, cargaste y cobijaste, entre tus brazos de menor. Hoy, ese misterio te ca...