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Mostrando entradas de octubre, 2012

¿Cómo mejorar la Educaciòn en la URL?

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Me vienen a la mente dos ejemplos o aplicaciones de las ideas la filosofía de Zubiri y retocadas por Antonio González, en su libro introducción a la Práctica de la Filosofía.   Si se quiere transformar a todo la estructura corporal de una persona, no basta con cambiarle el tipo de alimentación, la rutina de su vida diaria, en incluso sus ideas, valores o costumbres.   Esto por su puesto únicamente desde el plano físico y corporal.   El ADN, sería en todo caso   una   nota esencial para poder transformar toda la estructura personal: color de piel, ojos, constitución física, etc.   Por su puesto estas prácticas con un trasfondo eminentemente científico, no pueden ser aprobadas por una ética basada en los valores humanos y la dignidad de la persona humana, según los especialistas en el caso nos lo han dicho, como Marciano Vidal y Xavier Gafo.   En otro aspecto humano, se nos ha dicho que si queremos hacer cambios en la sociedad, debemos precisamente ca...

Trilogía pascual

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I Domingo de Ramos   De las venas secas del cerro espectador Río sanguíneo de creyentes hacen su andar Al ombligo del pueblo salpicado por el polvo del ayer. Es Berlín, Usulután. Es un canto azul, Adornado de rojas consignas como el maduro café, Detalles de orquídeas, Palabras enraizadas en las mejías de los niños; Cansancios madrugadores, Plegarias al alba, Agitadas de ramos, Cabellos vegetales que los discípulos llevan: ramos al viento, nuestros volcanes transpiran este día, Una infantil doxología. El pie descalzo, ahumado por los años, Petrificado por los alucinantes jornales de cansancio, Son alabanza, canto agradecido y profecía. No conocieron vereda segura, Para llegar a las tierras prometidas Avanzan sólo con sus ojos en el cercano horizonte. Mutilados pies, llagas que caminan Entre los minados surcos de la tierra. Morena mano, verdes anillos de mango, Jade natural, incrustado en dedos torturados...

Los Tres compañeros (cuento)

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Sediento de besos. Sentado a la orilla del barranco cotidiano. Entre la sombra y la luz.   Entre la canción y la nada, la arena del destino y la sal del ayer, está el poeta-caminante.   Las trituradas almendras y la disecada fruta confitada se abrazan en el trigo, haciendo que su hambre no le consuma la vida. Como buen poeta, burla el hambre con un par de versos. Está lejos de su hogar: es un exiliado en su propia tierra, al no tener cerca, aquellos latidos que le dan sentido. Besa las flores, el suelo, su silla, la mesa, la piedra que le hizo tropezar, esperando que todos ellos canten los nombres de sus   seres queridos, pero lo único que consigue es que   la flor le maldiga y que se deshidrate más rápido por falta de saliva. Usa un   paraguas añejo, de esos que cuando se abren, son como portales del tiempo   y agujeros de gusano para llegar a otra época, como la del centro histórico. Lo usa, pues cree que a donde vaya, una nubecita le siga y le inunde...